13 de diciembre de 2023

Construir en comunidad: el camino para que más caficultores produzcan café orgánico

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La producción orgánica representa un diferencial en el café que puede traducirse en un precio más competitivo en el mercado, recompensando el esfuerzo adicional de los caficultores; sin embargo, no es el único motivo para realizar esta transición. 

Más allá del aspecto económico, la producción orgánica se adopta como una filosofía de trabajo que busca preservar la salud de los productores, reducir el impacto ambiental y ofrecer al consumidor final un producto libre de agroquímicos potencialmente nocivos.

Las cooperativas, asociaciones y cadenas de productores que han hecho esta transición demuestran las virtudes de este modelo productivo e incentivan, desde sus experiencias, a que más caficultores transiten el camino hacia la producción orgánica.

De hecho, gracias a estas estructuras y a la sinergia que generan entre los caficultores, es posible alcanzar metas que resultan impensadas de manera independiente. En consecuencia, los beneficios adquiridos se extienden a lo largo de una red que crece de manera exponencial.

Para entender cómo a través de la construcción en comunidad es posible que más caficultores realicen la transición a la producción orgánica, conversé con el CEO y fundador de Mayorga Coffee, Martín Mayorga, y con algunos de sus aliados en Colombia y Guatemala.

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Trabajadoras de finca cafetera

La producción orgánica: un modelo con beneficios transversales 

Para empezar, es necesario visibilizar que el impacto positivo del café orgánico se extiende por la cadena de valor, desde el productor hasta el consumidor.

Un ejemplo es la constante exposición a los agroquímicos empleados en la producción tradicional que pone en riesgo la integridad física de los caficultores, sus familias y comunidades. Según el Atlas de Pesticidas 2022, más de doce millones de trabajadores agrícolas en Latinoamérica sufren de intoxicaciones agudas causadas por el uso de pesticidas cada año. 

La problemática se agrava si se toma en cuenta que muchos caficultores desconocen las consecuencias para su salud y, a la vez, no tienen acceso a los equipos de protección necesarios. 

Frente al aspecto medioambiental, se ha demostrado que “los restos de estos plaguicidas se dispersan en el ambiente y se convierten en contaminantes para los sistemas biótico (animales y plantas principalmente) y abiótico (suelo, aire y agua) amenazando su estabilidad y representando un peligro de salud pública”, afirma un artículo del Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Cuba.

En el caso de los consumidores, algunas investigaciones han concluído que los productos orgánicos son más ricos nutricionalmente y más sanos. Por ejemplo, David Montgomery, edafólogo de la Universidad de Washington, logró determinar en un análisis realizado para la publicación académica Frontiers que “los cultivos ecológicos y en suelos sanos tienen menos residuos de pesticidas y mayores cantidades de fitoquímicos ricos en antioxidantes”. 

En consecuencia, la agricultura orgánica se presenta como un modelo más responsable de producción que busca preservar los ecosistemas, mejorar la calidad de vida de las comunidades y ofrecer productos trazables a los consumidores.

La construcción en comunidad en la industria cafetera

Para Óscar Daza Bautista, gerente comercial de Hacienda La Pradera y de Hacienda Santa María, la importancia de construir en comunidad se basa en dar a conocer un producto al consumidor y todo lo que existe detrás de él. Afirma que de esta forma es más sencillo tener un panorama amplio de la cadena productiva para la mejora continua y el aprovechamiento de las tendencias de mercado.

Por su parte, Maye Quintero Barajas, auxiliar administrativa en Hacienda La Pradera, explica que al apoyarse mutuamente se puede involucrar a las nuevas generaciones en la actividad, cultivar un mejor producto y facilitar los procesos de exportación.

Con su trabajo, por ejemplo, han vinculado a más de 100 familias que pueden acceder a mejores recursos y afianzar su presencia en el sector.

Martín Mayorga es el fundador de Mayorga Coffee, una compañía que a través de su modelo de negocio posibilita que muchos productores latinoamericanos puedan acceder al mercado estadounidense. Él afirma que los problemas y desafíos que enfrentan los productores y las comunidades cafeteras repercuten en el resto de la cadena. Por eso, la cooperación de las partes involucradas es esencial para el beneficio de todos.

Al desarrollar relaciones más estrechas y a largo plazo se pueden encontrar metas compartidas y alcanzar esos objetivos en común.

Caficultor y tostador de café en finca

El vínculo entre la cooperación y el acceso a los mercados

Max Fernando Pérez Ríos hace parte de la cuarta generación de una familia de caficultores en Guatemala. Hace 13 años, con su esposa Claudia, compró una finca ubicada en Acatenango. 

A pesar de que la familia de Max llevaba bastante tiempo en la industria, es el primero que se dedica a la exportación. Esto fue posible, en parte, por la conformación de una cadena de pequeños productores vecinos que unieron sus esfuerzos. Actualmente, representan una asociación que facilita la transición a la caficultura orgánica

Max explica que originalmente su familia velaba únicamente por su propia producción y comercializaba el café localmente. Al iniciar su producción en Finca La Hermosa, no contaban con la capacidad económica para producir más café. Necesitaban aliados estratégicos para alcanzar un mayor volumen.

“Descubrimos que necesitábamos el apoyo de los demás productores de la región para hacer algo interesante con Mayorga Coffee”. En consecuencia, hace ocho años, constituyeron una asociación de productores de café diferenciado para potenciar sus herramientas de comercialización.

Asimismo, comenta que a mayor volumen se pueden negociar mejores precios y abaratar los costos de logística involucrados. Además, ellos y sus vecinos manejan una calidad de café uniforme, por lo que ninguna producción se ve comprometida.

Martín sostiene que estos modelos asociativos son necesarios para que muchos pequeños productores accedan a nuevos mercados. Algo que de manera independiente podría resultar más difícil o implicar costos de logística más elevados.

Mayorga Coffee fue el primer tostador que confió y nos dió la oportunidad de exportar”, cuenta Óscar. Agrega que Martín insistía en que el café debía ser comercializado de manera directa entre ellos, sin intermediarios. Esto le permitió mejorar la calidad de su producción y ampliar su presencia global, llegando a posicionarse en nuevos mercados de Europa, Asia y Australia.

Las cooperativas de café orgánico en América Latina

Según Martín, las cooperativas orgánicas son comunes en Latinoamérica porque tienen la capacidad de incluir a aquellos productores que cuentan con recursos limitados y que viven en zonas remotas, facilitando la comercialización de su café. Por eso, en Mayorga Coffee eligen trabajar con estos modelos asociativos y generar un mayor impacto en quienes tienen menos oportunidades.

Max sostiene que el manejo de cultivos orgánicos se dificulta con mayores extensiones. En consecuencia, el modelo de producción de pequeños caficultores que colaboran entre sí es más viable para la producción orgánica que las grandes fincas.

“El potencial que tiene crear cadenas de productores o hacer negocios en comunidad es bastante grande”, opina.

Por su parte, Óscar explica que muchas cooperativas en Colombia son manejadas por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y garantizan la compra del café a un precio determinado; sin embargo, restringen el comercio directo con tostadores del mercado externo que pueden ofrecer mejores oportunidades de negocio. 

Revisión de frutos del café

Una transición orgánica más viable

Max afirma que gracias a la conformación de cadenas las personas involucradas se pueden beneficiar de un mejor precio de venta al alcanzar nuevos mercados con la capacidad de pagar lo que realmente vale el café. A esto se suma el hecho de poder afrontar los costos de exportación y logística de mejor manera.

De esta forma, más caficultores se animan a realizar la transición a la producción orgánica. Las redes de productores les ofrecen respaldo y orientación en el proceso. 

Óscar coincide en que las estructuras de este tipo permiten que sus integrantes no solo obtengan un mejor precio por su producción, sino que generen lazos fuertes con socios como Mayorga Coffee.

Con ese mismo objetivo, él y Maye están vinculados a un colegio que enseña a las nuevas generaciones sobre los procesos de la caficultura y la importancia de la producción orgánica.

A su vez, Martín considera que el proceso de transición implica conocimiento de buenas prácticas orgánicas, agronomía y auditorías. Esto puede resultar complejo de abordar de manera independiente pero estructuras como cooperativas o similares pueden orientar y apoyar al pequeño productor. 

El apoyo constante

Óscar comenta que en La Pradera realizan el acopio de café de los productores asociados, a los que les suministran insumos para el adecuado desarrollo de su producción orgánica. Adicionalmente, brindan orientación y aseguran un mercado para sus colaboradores, quienes muchas veces no pueden concretar negocios por ser productores de pequeña escala.

En el caso de Max, comparten donaciones, capacitaciones e insumos, como abonos orgánicos, con aquellos afiliados que se encuentran en el proceso de transición, que demanda aproximadamente tres años para que la producción sea completamente orgánica.

“Aparte de los precios y las negociaciones como tal, vienen de la mano algunos premios, algunos incentivos de parte de la industria que está preocupada por el impacto social y el impacto ambiental”, explica.

Un modelo replicable

Martín incita a sus aliados a que apoyen a sus vecinos en la transición a la producción orgánica y los ayuden con la comercialización. De esta manera, la red puede extenderse aún más, logrando un mayor impacto y beneficios para todos los actores involucrados.

Según Óscar, es necesario que existan más asociaciones de productores. En este esquema hay un mayor compromiso debido a que todos se benefician del rendimiento y rentabilidad de la estructura de negocio. 

Para Max y Claudia, quien busque lograr un cambio en una comunidad debe crear un proyecto que contemple a toda la cadena productiva y entienda el impacto de las acciones, tanto para bien como para mal.

Grupo de recolectoras de café

Cada vez más personas adoptan un estilo de consumo consciente, por eso, la demanda de café orgánico tiende a aumentar año tras año. De hecho, algunos análisis estiman una tasa de crecimiento anual compuesta del 12,56 % para el período de 2018 a 2028

Con el objetivo de potenciar esta demanda y continuar impactando a más comunidades, es importante que a través de una comunicación basada en la trazabilidad y la transparencia, los consumidores no solo sepan que con su compra obtienen un café orgánico, sino que están generando una diferencia en la vida de las personas involucradas en toda la cadena de valor.

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Créditos de las fotos: Mayorga Coffee. 

Ten en cuenta: Mayorga Coffee es patrocinador de Producer & Roaster Forum

PDG Español

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