El aumento de las tasas de interés y las repercusiones para los caficultores
El mundo vive una ola inflacionaria con un aumento de precios en casi todos los sectores de la economía. Esto, producto de la alta inyección de dinero que los gobiernos de muchos países tuvieron que hacer para mitigar los efectos negativos que dejó la pandemia del COVID-19.
Con el propósito de combatir los altos índices de inflación, los bancos centrales de diversas naciones decidieron elevar las tasas de interés para desincentivar el consumo y frenar, de alguna manera, el alza de precios en productos y servicios.
Este aumento de las tasas de interés trajo como consecuencia una elevación en los costos de financiamiento en muchos sectores. La industria cafetera también se está viendo afectada, en particular su eslabón más vulnerable: los caficultores.
Para comprender cómo el aumento de las tasas de interés a escala global afecta el negocio del café y sus repercusiones para los productores, conversé con tres expertos: Fabián Médez, de FairCapital, una empresa que opera en varios países financiando proyectos agroindustriales en el marco del comercio justo; Gally Mayer, comercializadora de café de Costa Rica bajo el modelo de agricultura regenerativa con su marca Buena Vida Café Orgánico, y Juan Felipe Jaimes, fundador de Café Lavaive y especialista en calidad de café y gestión estratégica de mercados.
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¿Por qué aumentaron las tasas de interés?
Las tasas de interés subieron en la mayoría de países para combatir la inflación. Después de la pandemia, los gobiernos decidieron realizar potentes inyecciones de dinero “para reactivar la economía y resolver los cuellos de botella en la producción y logística global. Esto generó una gran inflación y la respuesta fue elevar las tasas de interés”, menciona Gally.
Juan Felipe coincide y señala que las entidades que más influyeron en esta elevación de las tasas de interés fueron los bancos centrales de muchos países, incluidos los latinoamericanos, pero en especial la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo.
“Esta decisión busca desacelerar de alguna manera el consumo y la inversión para que los precios no sigan subiendo, pero trae como consecuencia el incremento del costo del financiamiento y para muchas empresas, en particular del sector café, implica pagar más por capital de trabajo”, dice.
Por su parte, Fabián menciona que otra de las causas para el aumento de las tasas de interés son los problemas geopolíticos que en varios puntos del planeta han terminado en conflictos armados.
El impacto en América Latina
Los tres entrevistados coinciden en que el aumento de las tasas de interés ha afectado a América Latina porque en la región estas tasas se basan en los precios del mercado de Estados Unidos.
“Como resultado, hay un impacto real en la economía latinoamericana. El capital es mucho más caro y esto frena el crecimiento económico. El caficultor ya sufre precios muy bajos y costos muy altos, y esta situación agrava el problema”, señala Gally
Fabián explica que en estas condiciones obtener financiamiento en la región resulta más caro. Hacer inversiones o acceder a capital de trabajo se vuelve más costoso, lo que provoca una desaceleración económica. En consecuencia, los negocios tienen menos capacidad de endeudamiento y no tienen más opción que reducir sus gastos.
“Las empresas se ven más limitadas para acceder a créditos. Además, se generan impactos negativos en la economía, la gente menos favorecida en América Latina opta por irse a otros países en busca de mejores oportunidades. Con ello viene la fuga de talentos y la escasez de mano de obra en el campo”, asegura.
Consecuencias para los caficultores
Juan Felipe señala que el efecto del aumento de las tasas de interés es muy significativo para los productores de América Latina. Asegura que en el caso de Colombia, el tercer productor mundial, la caficultura está basada en el crédito.
“Los caficultores deben financiar los costos de operación y su capital de trabajo por medio de créditos. Las tasas de interés de los últimos dos años han estado sobre el 15 % anual. Hay casos en que han llegado hasta el 20 % y esto hace que la operación cafetera se vuelva muy costosa”.
Fabián coincide y señala que, “en términos prácticos, los productores no pueden hacer sus actividades de limpieza, suministro de abonos y cuidados regulares que necesitan los cultivos durante todo el año. Adicionalmente, se les dificulta iniciar programas de renovación de cafetales porque no van a tener los recursos disponibles para hacerlo. En consecuencia, la productividad puede verse afectada y los productores no obtendrán los márgenes de ganancia adecuados para seguir operando”.
Además de la elevación de los costos de producción existe un incremento en el precio de los insumos y la maquinaria que complica aún más la situación de los productores. “Mientras el costo de producción en las fincas aumenta significativamente, los precios internacionales del café disminuyen. Esto deja márgenes de ganancia muy estrechos para los caficultores y los empuja hacia la pobreza”, resalta Gally.
Créditos difíciles de pagar y márgenes casi nulos
Actualmente, existen muchos productores que no pueden pagar préstamos existentes y tienen aún menos acceso a capital. “Muchos pierden sus propiedades, también la capacidad de mantener su producción y de hacer las inversiones necesarias en su finca. El costo del capital hoy en día es más alto para todos en la cadena de valor del café pero los márgenes de utilidad se reducen aún más para los caficultores”, cuenta Gally.
Juan Felipe comenta que la situación es parecida para los exportadores. “Para estas empresas se vuelve muy costoso financiar las exportaciones. Mientras compran el café, se trilla, se embarca y llega a su destino, deben endeudarse para tener eficiencia en su operación logística. Ese endeudamiento es hoy más caro, lo que a su vez hace que el producto final sea más costoso”.
“Es como una bola de nieve que va creciendo. Tarde o temprano el café se volverá más caro y va a terminar afectando al consumidor final que tendrá que acostumbrarse a pagar precios elevados por su taza”, resalta.
La situación es alarmante porque en muchos casos y en varios países los caficultores están recibiendo precios por debajo de los costos de producción. Antes del incremento de las tasas de interés los márgenes de los productores eran mínimos pero hoy están desapareciendo.
Baja demanda y dificultad para acceder a créditos
Como consecuencia del aumento de los precios en los países no productores, los consumidores están priorizando sus gastos. Ahora, dan preferencia a alimentos y productos indispensables, lo que trae como consecuencia un menor consumo de café.
Por otro lado, Fabián afirma que “muchos importadores y tostadores internacionales vienen desde hace algunos años con buenos niveles de stock en sus bodegas. Por ende, no aumenta la demanda y eso impacta en una disminución del precio internacional que golpea al productor”.
Asimismo, dada la imposibilidad de acceder a créditos, los caficultores deben acudir a préstamos que se conocen como “gota a gota”, personas naturales que ofrecen préstamos con intereses muy altos y con un riesgo grande. “Se trata de mercados no regulados o informales de préstamos que en lugar de ayudar a los productores terminan agravando su situación”, comenta Fabián.
“La industria debe cambiar. Los productores deben ser la prioridad en la cadena de valor, especialmente si no queremos que la producción de café disminuya drásticamente. La fijación de precios debe calcularse como el costo más un margen para la prosperidad de los caficultores y no igual o por debajo del costo de producción”, afirma Gally.
El reto de la educación financiera
Si bien la problemática es grave para todos los eslabones de la cadena de valor, existen opciones para enfrentar la situación.
Juan Felipe comenta que los ciclos de precios altos no suelen ser aprovechados por la gran mayoría de caficultores, muchas veces por falta de conocimiento financiero. Por ejemplo, hace nueve meses el precio del café estaba un 35 % más alto y hace un año alcanzó récords históricos.
“Hoy, el precio disminuyó y muchos productores ni siquiera cubren los costos de producción y trabajan a pérdida. Se requiere educar a los caficultores en herramientas de administración de riesgos para que los picos de buenos precios cubran los ciclos de precios bajos”.
Fabián señala que “la subsistencia de las fincas va a depender mucho de cómo el equipo administrativo maneje este fenómeno. Venimos de un año con precios muy altos y los productores se vieron afectados positivamente pero este año el precio cayó y la situación es complicada”.
“La educación financiera es clave, los equipos administrativos de las cooperativas y organizaciones deben ayudar a que los productores entiendan cómo obtener mejores condiciones de crédito, cómo reducir costos en las fincas, cómo manejar mejor los recursos y saber aprovechar los ciclos de precios altos”, añade.
Proyecciones a corto plazo
Los entrevistados coinciden en que el mercado del café es muy volátil y dependerá en los próximos años de factores como la oferta y la demanda, los efectos climáticos, los conflictos geopolíticos y las condiciones financieras globales.
Con este antecedente, los expertos prevén que el clima favorecerá las cosechas de Brasil, el primer productor mundial del grano, para 2024 y 2025. “Si no pasa nada extraordinario con las cosechas brasileñas y se consolida el fenómeno de El Niño, que si no es muy agresivo aporta a elevar la producción mundial, en los próximos años vamos a ver precios deprimidos”, dice Juan Felipe.
Agrega que si esas condiciones se dan, la gran mayoría de productores va a atravesar problemas financieros. “Si las tasas de interés no bajan, muchos no podrán pagar o refinanciar sus créditos ni contar con capital de trabajo. La consecuencia será que muchos tendrán que dejar el negocio o vender sus fincas a caficultores que sí previeron los ciclos de precios bajos”.
Si esto pasa vendrán épocas convulsionadas con presiones ante los gobiernos, cooperativas y federaciones de cafeteros porque miles de caficultores latinoamericanos van a estar en una situación muy complicada.
Asociarse para enfrentar las dificultades
Fabián señala que los productores tienen opciones como asociarse en organizaciones o cooperativas cafetaleras que les permitan tener una mayor capacidad de negociación frente a precios y formas de pago.
“El reto mayor será para los equipos administrativos y financieros, por eso es bueno asociarse. Las cooperativas tienen profesionales que pueden ayudar a los caficultores a mejorar las condiciones de crédito o a buscar alternativas para un financiamiento a un costo adecuado”, dice.
Con ese propósito, Buena Vida Café Orgánico está organizando junto a una entidad bancaria plataformas de créditos para los caficultores con intereses bajos y opciones de pagos favorables. Asimismo, están impartiendo talleres de educación financiera y armando una plataforma comercial para ayudarles a vender el café a precios más altos.
Es claro que, mundialmente, se están enfrentando momentos difíciles en materia de economía. La industria cafetera hace parte de los sectores más afectados y, por eso, es necesario implementar estrategias que permitan enfrentar esta situación y disminuir su impacto en los sectores más vulnerables.
La educación financiera y la asociatividad pueden ser dos herramientas que ayuden a los caficultores a salir adelante de la situación generada por las altas tasas de interés.
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Crédito de las fotos: FairCapital, Gally Mayer, Juan Felipe Jaimes.
PDG Español
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