Comprar fincas cafeteras como plan de jubilación: ¿una tendencia en origen?
Para las personas que no sufren la urgencia de producir café para asegurar la rentabilidad de su finca y la supervivencia de su familia, la idea de retirarse en zonas rurales y alejadas de los cascos urbanos parece muy atractiva.
A pesar de eso, tomar esta decisión e invertir sin evaluar algunos aspectos importantes puede ser muy riesgoso. Una mala gestión, problemas inesperados o simplemente una idea equivocada de lo que implica la caficultura pueden desilusionar a algunos de los que apuestan por este plan de retiro en los países productores.
De todas formas, son cada vez más las personas que optan por esta alternativa, tanto locales y extranjeros, especialmente en países como Colombia o Panamá. Para conocer más sobre este tema, conversé con un productor y una directora de calidad de café. Sigue leyendo y descubre los detalles de esta tendencia en crecimiento.
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El traslado de personas jubiladas a las zonas rurales
Luis Felipe López es el dueño de la Finca Santa Rita, ubicada en Chinchiná, dentro del departamento de Caldas, Colombia. En ella, se dedica a la producción de variedades como Geisha, Tabi, Castillo naranjal y Cenicafé 1.
Él es originario de Manizales pero vivió muchos años en Edmonton, Canadá, donde se desempeñó en el área de construcción. Hace 13 años, decidió comprar una finca cafetera como parte de su plan de retiro.
Durante los primeros años, y ante la falta de experiencia previa en la caficultura, permanecía de manera intermitente en la finca. Cuando regresaba a Canadá, compartía el café que había empezado a producir, en pequeñas cantidades, con familiares y amigos.
Como la calidad era buena, decidió continuar invirtiendo en la finca y la producción aumentó. Con ayuda de su sobrino, un tostador ubicado en Canadá, empezaron a realizar pruebas con fermentaciones prolongadas, ampliaron el sistema de beneficio y probaron trabajar con otras variedades. Para él, en esta transición, fue importante conseguir un intermediario que se ocupara de la logística entre exportación e importación.
Luisa Fernanda Quintero es tostadora y directora de calidad en Campesino Coffee, una empresa colombiana dedicada a la exportación de café. Según ella, esta es una tendencia en crecimiento en países como Panamá y Costa Rica debido a su alto grado de seguridad y estabilidad monetaria, lo que los posiciona como una opción atractiva para la inversión.
Además, al ser países no tan extensos en territorio, aseguran cierta cercanía con las ciudades principales, independientemente del lugar en el que se encuentre la finca.
Impacto en la comunidad local
En este contexto, algunos se preguntan qué tanto impacto puede tener la migración de los urbanistas al campo para los productores tradicionales y más pequeños. Luisa afirma que “lo más importante es generar un impacto en la comunidad”.
Ella cree que es posible, por ejemplo, fortalecer la economía local pero que es necesario ser responsables. Especialmente, en los casos en los que la persona que compra la finca decide emplear a un gran número de trabajadores.
Aunque esto genera sueldos y seguridad social, puede dejar desamparados a estos trabajadores si el empleador decide terminar el proyecto y dejar la finca, ya sea por motivos económicos o personales.
¿Pueden vivir de la producción de café o es un estilo de vida?
Según la experiencia de Luis, se trata más de un estilo de vida que de un medio de subsistencia. Él cuenta que le apasiona la producción de café pero también se dedica a otros cultivos o actividades complementarias.
“Una persona que se quiera retirar en esto es para vivir tranquilo, ya sin pensar en una rentabilidad asegurada”. Asimismo, existen muchos casos en los que personas extranjeras compran fincas a modo de inversión. Aunque continúan viviendo en sus países de origen y dejan a un administrador a cargo en la finca.
Para Luisa, la decisión de comprar una finca en estos casos puede tornarse en un pasatiempo costoso. Esto, poque necesario emplear tiempo y esfuerzo hasta obtener los primeros resultados. Asimismo, hay una alta posibilidad de terminar con frustraciones o con una demanda de capital mayor a lo proyectado.
En contraste, Luis ha comprobado que es posible producir café de calidad si se toman las decisiones correctas, se invierte y se trabaja. Él considera el hecho de innovar y adaptarse al cambio climático como condiciones para lograr la rentabilidad. También, menciona la satisfacción que le genera producir café de calidad, más allá de su costo de producción o valor en el mercado.
¿Es una tendencia entre extranjeros o locales?
Luis asegura que el número de extranjeros que se dedican a distintos cultivos en Colombia es grande. Él conoce en particular a dos colegas provenientes de Europa que se dedican a la meliponicultura pero que ahora están incursionando en el café.
Estas personas muchas veces dejan atrás las ciudades industrializadas de las que provienen, emigran con sus ahorros y se retiran en zonas rurales para llevar una vida más tranquila. Luisa cuenta que la inversión es más accesible para alguien que viene de un país donde percibe un ingreso fijo y no tiene que preocuparse por la rentabilidad real de la finca.
Por otro lado, ella resalta el hecho de que las fincas pueden estar muy retiradas en Colombia, lejos de las ciudades, lo que a veces dificulta que haya inversión extranjera. Quienes lo logran, a pesar de no tener experiencia en la caficultura, pueden contar con una serie de ventajas, como tener mayor capital para abonar y pagar sueldos a asesores o expertos que mantengan la finca en buenas condiciones.
Escala de producción y retos por afrontar
La volatilidad en el precio del café puede afectar, en gran medida, a estos productores. Luis comenta que a veces no es rentable en absoluto producir café. El año pasado pudieron vender a un buen precio pero este año apenas llegaron a cubrir los costos de producción.
El cambio climático y los incrementos en los precios de diversos insumos son otros factores que pueden desalentar a las personas a invertir en una finca como parte de su plan de retiro. Si no se generan ingresos o incluso se produce una pérdida del capital, a largo plazo, no será sostenible.
A pesar de eso, según Luisa, la producción en estos casos no es necesariamente de pequeña escala porque depende de la capacidad financiera de quien compra la finca y de su objetivo.
Recomendaciones finales
Luis recomienda a quienes no cuentan con tanto capital dedicarse a la calidad aunque se trate de una producción más reducida. De esta forma, es posible autogestionar la finca y asegurar su rentabilidad.
Él también aconseja asesorarse muy bien a la hora de comprar la propiedad. no solo desde las condiciones, sino desde los papeles y escrituras para garantizar que todos los aspectos legales estén en orden.
Para Luisa, la ubicación geográfica de la finca es muy importante, especialmente si va a ser necesario conseguir personal para trabajarla. El factor de la mano de obra es complejo en la actualidad y debe siempre tenerse en cuenta a la hora de estructurar los procesos y las etapas de producción. Asimismo, es necesario considerar que la contratación de personal, sobre todo capacitado, puede disminuir la rentabilidad drásticamente.
Aunque trasladarse a las áreas rurales de los países productores es una alternativa atractiva como plan de jubilación, es importante hacer algunas proyecciones e investigaciones previas para evaluar la viabilidad de comprar y mantener una finca cafetera.
El cultivo de café requiere de amplios conocimientos y experiencia, por lo que incursionar en este negocio sin la asesoría adecuada puede generar pérdidas económicas grandes. Asimismo, es fundamental considerar el impacto que puede llegar a tener la finca en la comunidad y en el ecosistema local.
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PDG Español
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