8 de junio de 2022

Biofertilizantes: la transición hacia una caficultura más sostenible

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Después de dos años de pandemia y teniendo en cuenta la coyuntura internacional, no es extraño reconocer una crisis global que ha afectado diversos ámbitos, incluída la agricultura y el comercio global de productos e insumos. Esto impacta, directamente, a toda la cadena productiva del café en escenarios como el acceso y la disponibilidad de fertilizantes y pesticidas químicos. En consecuencia, se han registrado aumentos hasta del 40 % en los precios del mercado de fertilizantes en países productores.

Estos productos son materias básicas para los caficultores que basan su trabajo en estos modelos de cultivo y fertilización pero, ante la escasez y el alza mundial de precios, muchos agricultores empiezan a plantearse el uso de biofertilizantes como una alternativa de producción. El objetivo es la reducción de costos; sin embargo, los modelos basados en biofertilización ofrecen otras ventajas adicionales.

La implementación de estos modelos más sostenibles sigue presentando retos y obstáculos en el mercado agrícola por el desconocimiento, la desinformación y el enfrentamiento con el millonario mercado de fertilizantes y pesticidas sintéticos. Para conocer más sobre esta situación, hablé con Patricia Tello, ingeniera en recursos renovables y coordinadora ambiental para TechnoServe, y con Herbert Peñaloza, administrador de empresas, caficultor y tostador de 575 Café. Continúa leyendo para conocer más. 

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Caficultor usando biofertilizantes

Un modelo funcional pero que no se populariza

El principal atractivo de los biofertilizantes para la mayoría de agricultores, probablemente, es su bajo costo de producción y utilización; no obstante, poco se habla de su efectividad comparada con productos sintéticos o químicos. Patricia, al comprobarlo en proyectos de sustitución de cultivos de coca en Perú, sostiene que funcionan pero que no son utilizados de forma masiva. Por eso, empezó a indagar sobre las razones por las que no se populariza el uso de biofertilizantes.

Patricia, igual que Herbert, llegó a la conclusión que uno de los obstáculos es el tiempo de efectividad del uso de biofertilizantes. Si bien es posible observar resultados favorables en el corto plazo, el uso de este tipo de productos supone un cambio y una transformación de procesos agronómicos que van más allá de aumentar la eficiencia del cultivo. También, implica el desarrollo de sistemas agroforestales y modelos de producción más sostenibles, un largo camino que no cualquier caficultor está dispuesto a recorrer.

“Muchos agricultores piensan, principalmente, en términos económicos porque esa es la tradición y ha sido la forma de hacer las cosas durante décadas, entonces esa es la única razón por la que ven una alternativa en los biofertilizantes”. 

Además, hay poca credibilidad y escasa validación técnica por parte de las autoridades cafeteras, lo que dificulta que los agricultores confíen en la utilización de biofertilizantes. Estos fenómenos son influenciados por variables externas como la presión de multinacionales productoras de fertilizantes sintéticos y el manejo de la política cafetera con el uso de subsidios vinculados a negocios con este tipo de productos.

Por todo esto, aunque son miles los campesinos que aceptan la propuesta de producción y uso de biofertilizantes, en realidad es un bajo porcentaje el que termina estableciendo procesos eficientes y adoptando planes con agendas y cronogramas de fertilización.

Cuidado de la tierra

El cultivo integrado al ecosistema

Una de las principales preocupaciones de los caficultores es la eficiencia, en términos de producción, del uso de biofertilizantes. Herbert reconoce que el asunto es mucho más complejo de lo que parece y que no solo se restringe al uso de determinado tipo de fertilizantes sino que tiene que ver con el desarrollo de sistemas agroforestales en los que todo está conectado y el cultivo se relaciona de forma natural con el ecosistema.

“No es solamente el tema económico sino es el tema de sostenibilidad a largo plazo”. Reconoce que ese es uno de los retos, el tiempo, porque es un proceso largo en el que el objetivo primordial es tener buenos suelos que garanticen, además de la producción agrícola, un equilibrio en el ecosistema. Ahí intervienen decisiones, incluso, sobre el diseño de los lotes y el uso de sistemas agroforestales.

“Al suelo hay que alimentarlo pero el suelo no se alimenta de fertilizantes, el suelo es una red súper compleja que necesita un montón de cosas”. En ese camino, tratando de recuperar el suelo de su finca, ha experimentado con la producción y el uso de biofertilizantes, biocontroladores, montaje de pila de compostaje, caja biodigestora y uso de microorganismos; sin embargo, reconoce que no es un modelo atractivo para todos los caficultores y, coincide con Patricia, que no todos quieren o pueden implementar de forma efectiva.

Comprender el cultivo como parte del ecosistema implica la reducción y eliminación de productos sintéticos, en aras de cuidar y regenerar el suelo y el bosque, y eliminar el uso de glifosato, urea, etc. En consecuencia, es un proceso largo que requiere de educación ambiental y atención al desarrollo de sistemas de producción más sostenibles, sobre todo, en medio de la crisis alimentaria que plantea el futuro cercano.

Cultivos de café

Sostenibilidad y rentabilidad: ventajas de los biofertilizantes

Uno de los objetivos del proyecto Alianza Para la Excelencia en Café, que cuenta con el apoyo de USAID, es la resiliencia al cambio climático, en donde la regeneración y el cultivo de suelos ha sido primordial en escenarios de sustitución de cultivos de coca, que se caracterizan por erosionar y secar el suelo del bosque. Además, se busca garantizar la mejora de los ingresos económicos con la utilización de técnicas de agricultura climáticamente inteligentes y ambientalmente sostenibles.

El costo de producción y el uso de los biofertilizantes es inmediatamente atractivo para su implementación porque, con la producción en campo, se esquivan sobrecostos y obstáculos en el uso de fertilizantes sintéticos, como la disponibilidad y el transporte a zonas de difícil acceso. Por otra parte, como es un proceso de transición, su efectividad responde al desarrollo de protocolos y al cumplimiento de cronogramas y procesos.

“Como es un modelo que va mucho más allá de la aplicación de un producto, que implica todo un sistema de relaciones biológicas alrededor de un cultivo, los agricultores comprenden que se trata de la utilización de otros recursos disponibles que permiten la implementación de sistemas agroforestales”. A largo plazo, reconocen que estos sistemas permiten la regeneración del suelo y garantizan la eficiencia en la productividad del cultivo.

Algo importante de aclarar, como reconoce Herbert después de más de siete años trabajando en la recuperación del suelo de sus cultivos, es que un proceso de transición lleva tiempo y paciencia. “Actualmente, tengo una relación de 65 % de uso de productos biológicos y un 35 % de productos sintéticos o de origen químico. Aún es muy difícil hacer una conversión total pero es posible desarrollar procesos y modelos biodinámicos más sostenibles”.

Uso de biofertilizantes

Validación técnica y transformación del paradigma cafetero

Desde la experiencia y las diversas aproximaciones a la implementación del uso de biofertilizantes en cultivos de café, tanto Patricia como Herbert reconocen que uno de los retos es la educación agrícola y la transformación del pensamiento cafetero, muchas veces sostenido desde las políticas cafeteras de algunos países productores en donde se prioriza cantidad sobre calidad.

El manejo de la política económica cafetera también ha anclado, en algunos países, los subsidios y préstamos para el sector agrícola a la utilización y comercialización de fertilizantes sintéticos. “Hay un prejuicio desde la academia, una dificultad en que sean avalados este tipo de productos porque también es un asunto de mercado y de transformación del modelo”.

Además, el aprendizaje de modelos biodinámicos, en los que el caficultor entienda con hechos la relación sistémica de su finca con el entorno, tiene presente el estado del suelo como variable de garantía en la eficiencia de la producción del cultivo. En consecuencia, a largo plazo, los suelos saludables van a ser más eficientes y van a garantizar una mayor calidad de las plantas.

“Si uno cultiva café al que le pone fertilizantes sintéticos, es como un atleta de alto rendimiento que sin una dieta especializada y un acceso a nutrientes específicos no alcanzaría ese performance”. 

En ese sentido, también, es necesario replantear la idea de muchas políticas cafeteras que asimilan aumento de la ganancia con aumento de la producción, modelo que ha provocado fenómenos como la erosión de suelos, el desplazamiento de fronteras agrícolas y la deforestación. Estas políticas, rara vez, se plantean la mejora de la calidad como un factor de beneficio económico.

Conservación de la naturaleza

Aunque son varios los retos que debe sortear la masificación del uso de biofertilizantes, y la implementación de modelos biodinámicos, hay pruebas en varios escenarios y condiciones de su eficiencia. Además, no hay que olvidar su bajo costo de producción, a pesar de las inversiones en infraestructura que pueden requerir un adaptación progresiva a un modelo de producción biológico.

Patricia reconoce con orgullo que el porcentaje de agricultores que terminan implementando el modelo de su proyecto ha aumentado, pasando de un 35 %, al inicio del estudio, a un 89 % en un lapso de cuatro años. Esto sirve para reconocer que no es un proceso fácil ni a corto plazo porque enfrenta el reto de la eficiencia en términos del modelo económico actual y el proceso a largo plazo que implica un objetivo agrícola basado en modelos biodinámicos.

Está por verse cómo se desenvolverá la crisis global; sin embargo, queda planteado que la transformación de los modelos de cultivo y la producción agrícola es posible para quienes estén dispuestos a trabajar en el proceso.

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Créditos de las fotos: Pedro González, Herbert Peñalosa. 

PDG Español

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