Fertilización y fabricación de abonos orgánicos a partir de plantas
La nutrición del cafetal es una tarea mandatoria e indispensable que se debe tener presente todos los años en las fincas. Así como en cada cosecha se extraen las cerezas y material vegetal, resultado de un ciclo de producción, es necesario devolver al suelo la misma cantidad de nutrientes (minerales) para garantizar la sostenibilidad del sistema y los recursos.
Cada planta tiene necesidades nutricionales diferentes y los requerimientos varían de acuerdo a la fase fenológica del cultivo, es decir, se requiere mayor presencia de ciertos minerales para el enraizamiento, unos para el desarrollo, otros para el engrosamiento del grano, etc.
Para conocer el impacto y el aporte que pueden tener los abonos orgánicos en este proceso hablé con Michael Montalván, gerente de la Cooperativa Agraria Cafetalera La Prosperidad de Chirinos en Perú, y con Edgar Blandón Suarez, gerente de la empresa familiar Sol y Luna en Colombia.
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Tipos de agricultura en las fincas
En términos de cambio climático, casi el 30 % de la responsabilidad por emisión de CO2 se le atribuye al sector agrícola. En consecuencia, han surgido tipos de agricultura que aplican insumos naturales en sus cafetales, propios de la finca, o a veces introducidos para el tratamiento y fabricación de sus propios abonos. Estas técnicas se fundamentan en una conciencia ambiental y social que busca garantizar la sostenibilidad del sistema productivo y, sobre todo, la seguridad alimentaria que se fundamenta en la diversificación.
Por otra parte, la agricultura mixta utiliza los insumos de la finca para la fabricación de abonos orgánicos y los complementa con suplementos químicos para evitar carencias o desbalances del plan nutricional. Esta práctica es, generalmente, la más utilizada.
Un plan de nutrición es difícil determinar sin el previo análisis de suelos pero si casi el 80 % del café del mundo se produce en fincas de pequeños productores donde, muchas veces, no es posible pagar por uno o varios análisis de laboratorio.
En este contexto, los países productores han desarrollado mapas de suelos que detallan la textura y fertilidad con recomendaciones estandarizadas por: sectores, climas, tipos de suelo y variedades, desarrolladas específicamente para las localidades cafeteras. El cooperativismo ha sido otra estrategia que, por ejemplo, a Perú le ha permitido liderar el mercado mundial de café orgánico certificado, como cuenta Michael.
¿Cómo producir abonos orgánicos?
El cultivo de café suele producir una gran cantidad de subproductos que los caficultores han aprendido a procesar para reutilizarlos como abonos orgánicos al interior de las fincas. El principal insumo es la pulpa del café y, en menor proporción, el material resultante de las podas y las aguas miel. También, se considera el material vegetal circundante o proveniente de la agrobiodiversidad de la finca.
Edgar asegura que los abonos orgánicos fabricados en finca requieren de un análisis de laboratorio que determine la cantidad de nutrientes que tienen, tal como se hace con los fertilizantes comerciales que incluyen información detallada del contenido de nutrientes y minerales (macro y micro elementos) en sus etiquetas. Esto facilita calcular la cantidad de fertilizante requerida por planta en contraste al contenido del suelo.
Por eso, él recomienda estandarizar los protocolos de fabricación de los abonos orgánicos para garantizar que el contenido de nutrientes no varíe entre los diferentes lotes de fabricación. Es necesario enlistar los insumos de los materiales empleados (animales, vegetales y minerales), proceso que se facilita más a nivel de gremios asociativos.
Para fabricar cualquier tipo de abono orgánico se debe tener en cuenta una fuente de nitrógeno (por ejemplo, material vegetal de especies leguminosas ricas en nitrógeno o el estiércol animal) y una fuente de carbono que generalmente son los residuos de la cosecha (por ejemplo, la pulpa del café, ramas, rastrojos, etc). Se debe considerar la relación carbono/nitrógeno, para la calidad del abono, más la incorporación de otros ingredientes de fácil acceso que pueden variar según la localidad (por ejemplo cal, cenizas, microorganismos, etc.).
Los factores fundamentales que intervienen durante la fabricación son: temperatura, oxígeno y humedad. Esto condiciona la acción de los microorganismos para la descomposición de la materia orgánica y su transformación en un abono rico en nutrientes asimilables para los cultivos.
Técnicas más utilizadas para la fabricación de abonos orgánicos
- Compost: proviene de un proceso aerobio de transformación natural de los residuos orgánicos. Por acción de los microorganismos del suelo en un abono orgánico listo para aportar nutrientes y para ser aplicado de forma directa en el cafetal.
- Bocashi: en japonés significa cocer al vapor los materiales del abono y consiste en un proceso de fermentado aeróbico que acelera la degradación de la materia orgánica con acción de la temperatura.
- Bioles: es el resultado de un proceso anaeróbico que se convierte en un abono líquido rico en fitohormonas.
- Lombricompost o humus de lombriz: es un abono producido a partir de la acción de la lombriz roja californiana (Eisenia foetida) alto en nutrientes y excelente mejorador de suelos.
Costos y desperdicios: beneficios de los abonos orgánicos
Independientemente del método de producción agrícola que se practique, el uso de abonos orgánicos es un paliativo a la economía de la finca porque los fertilizantes introducidos tienen, generalmente, precios fluctuantes, sin importar que sean de origen químico o de etiqueta verde.
Cabe resaltar que las prácticas de siembra a plena exposición solar y en densidades más altas, demandarán mayor consumo de fertilizante.
Hay varios estudios que aseguran la mayor rentabilidad de los fertilizantes químicos; sin embargo, el beneficio de los abonos orgánicos no debe ser medido únicamente desde la perspectiva económica ya que involucra otras dimensiones del bienestar como la conservación ambiental, la sostenibilidad y el intercambio de conocimientos local, señala Edgar.
Con la incorporación de abonos orgánicos en su empresa familiar, Edgar ha llegado a cosechas de 40 qq/ha (c.p.s), mientras Michael en la experiencia cooperativa ha logrado mejorar productividades históricas promedio de 10 qq/ha a 25 qq/ha (c.p.s) con la aplicación tecnificada de abonos orgánicos.
A nivel de costos, Michael menciona que el sistema orgánico le permite reducirlos en, aproximadamente, un 25 % en comparación a la fertilización química. Por su parte, Edgar menciona inicialmente un ahorro del 30 % pero, a medida que la finca se tecnifica en la producción orgánica, puede llegar a ahorrar hasta en un 60 % en costos de insumos.
Esto, sin duda, constituye un valor agregado para: la diversidad de la finca, los desperdicios, los residuos de la cosecha y el conocimiento local, otorgándole un nuevo ciclo al material de desecho. Además, Edgar y Michael resaltan la importancia de la integralidad del sistema productivo porque en un monocultivo sería imposible conseguir los insumos necesarios para la fabricación de abonos orgánicos.
Por otra parte, los entrevistados mencionan que los abonos orgánicos mejoran las características físicas, químicas y biológicas del suelo, es decir, que mejoran la textura, la estructura, la fertilidad, la retención de agua, la capacidad de intercambio catiónico y la regulación del pH, restituyendo a la vez la biota natural del suelo.
Además, un café bien nutrido tendrá mayor calidad de grano, menor infestación de plagas, mayor resistencia a adversidades climáticas, menor cantidad de granos flotadores y vanos en la cosecha, lo que garantiza mejor calidad de café. Asimismo mejora las características organolépticas y la calidad de taza para el cliente, por lo tanto, fertilizar bien es una buena inversión.
Buenas prácticas: recomendaciones generales
En la planta de café, la mayoría de raíces absorbentes están concentradas en los primeros 25 cm de suelo, y cerca al tronco principal, lo que significa que el café toma casi todo su alimento de la superficie. En consecuencia, compite por alimentos con otras plantas superficiales (malezas o arvenses). De ahí la necesidad de que los abonos se apliquen siempre cerca de la corona.
Otra buena práctica es el cultivo deliberado de especies de cobertura tipo forrajeras (especialmente leguminosas) para, posteriormente, cortar e incorporar sus residuos como abono verde. Estas mismas especies también se utilizan como bancos de proteína para animales.
Se sugiere tener presente las buenas prácticas agrícolas, que para la fertilización tienen varias recomendaciones según factores abióticos como: la pendiente, la humedad del suelo, la presencia de lluvias, la ubicación del abono, la compatibilidad entre nutrientes, la hora del día, la densidad de siembra, entre otras.
En el ámbito de la sostenibilidad, las buenas prácticas agrícolas, garantizan la fertilidad del suelo, la conservación del agua y los recursos en general. Se debe identificar aquellas especies que brindan mayores beneficios agroecológicos, según la zona y el piso altitudinal, donde se encuentre el cafetal.
Por último, se recomienda contar con un análisis de suelo actualizado y una diferenciación de lotes considerando las principales fuentes de variabilidad; por ejemplo, lotes con pendiente, planadas, bordes de ríos o canales de riego, luminosidad, etc. Recuerda que no se trata de un gasto sino de una inversión para aumentar los ingresos y garantizar la calidad y la sostenibilidad.
La caficultura de especialidad demanda implementar cuidados ambientales y alternativas que permitan diversificar los ingresos de las fincas y que promuevan el uso sustentable de los recursos.
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Créditos de las fotos: Franciso Enriquez.
PDG Español
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