Uso de bioherbicidas en las fincas cafeteras: ¿pueden implementarse a gran escala?
Vivimos un tiempo en el que el planeta exige, día a día, más prácticas amigables con el ambiente. En el caso de la agricultura, este requisito se traslada a métodos de cultivo que gradualmente vayan abandonando el uso de insumos convencionales y den paso a métodos de menor impacto en los ecosistemas y la salud humana.
Adoptar prácticas sostenibles en la producción de café plantea retos que no son fáciles de enfrentar; sin embargo, esto no impide su implementación. Por el contrario, abren el camino para un futuro promisorio de beneficios.
En ese contexto, muchos se preguntan si el uso de herbicidas de origen orgánico en las fincas cafeteras puede ser viable a gran escala. Para saber más sobre este tema, hablé con Patricia Tello, de TechnoServe en Perú, con Mariano Vargas, de la Beneficiadora Santa Eduviges en Costa Rica, y con Diego Rivas, joven agricultor de Colombia. Continúa leyendo y descubre qué me dijeron.
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¿Qué son y de donde provienen los bioherbicidas?
Existe una extensa gama de sustancias para el control de plagas y malezas, gran parte de ellas sin ser registradas ni desarrolladas a nivel industrial, de origen orgánico (vegetal o animal) usada en la agricultura como una opción menos agresiva.
A medida que crece la conciencia de la urgente necesidad de poner en práctica métodos responsables con el ambiente y la salud humana, se descubren alternativas para hacer una transición de la agricultura tradicional (que usa pesticidas a gran escala) a la regenerativa.
Esa presión, entre otros factores, hace que los productores implementen métodos que tienen origen en sus propios cultivos. En la finca familiar de Diego Rivas, en el departamento del Huila, Colombia, utilizan “un destilado del mucílago del café. Simplemente es hacer una sustancia con concentraciones bastante altas de algún tipo de componente”.
A pesar de esto, en muchos casos, los beneficios ambientales no siempre van de la mano con el flujo de caja y con el rendimiento de los cultivos.
Política pública y exigencias internacionales
En Perú, los bioherbicidas han sido una alternativa para la recuperación de suelos donde se producía hoja de coca. Patricia Tello, ingeniera forestal enfocada en desarrollo sostenible, explica que una de sus labores ha sido justamente acompañar a las familias que habitan los territorios intervenidos por el Estado y hacer que en el menor tiempo posible esos suelos sean aptos para el cultivo sustituto con el programa Alianza Café.
Europa, uno de los principales destinos del café que se produce en Latinoamérica, ha ido incrementando sus exigencias frente a la presencia de químicos en los alimentos. Esto lleva a que los agricultores de Latinoamérica se vean obligados a entrar en una nueva corriente de prácticas saludables de producción.
Aunque las exigencias inicialmente aplican para los países europeos, hacia el año 2030 se harán extensivos a los países exportadores. En ambos casos, la ejecución de programas y normativas institucionales de prácticas sostenibles fomentan planes de investigación y reta la adaptabilidad de estos países para cumplir con los estándares estipulados y garantizar la rentabilidad a las familias vinculadas al sector agrícola.
El cultivo de café en la agricultura regenerativa
Todos los entrevistados enmarcan el uso de métodos alternativos para el control de plagas como agricultura regenerativa, una corriente de innovación técnica y tecnológica que combina ciencia moderna con conocimientos ancestrales aplicados a la agricultura para armonizar la relación de los seres humanos con la naturaleza.
Algunos estudios calculan que durante los dos primeros años de sembrado un cultivo de café, la pérdida de suelo por erosión es significativa ya que el control de plagas debe ser permanente; sin embargo, algunas prácticas alternativas podrían impactar menos en los suelos y proveer al cultivo de una cobertura vegetal aprovechable para las plantas.
De acuerdo con datos de Cenicafé, en Colombia se pueden encontrar alrededor de 230 variedades de arvenses, el 25 % son consideradas nobles, es decir, beneficiosas para el cultivo. Si bien antes se le daba un tratamiento de maleza y era eliminado en su mayoría por insumos químicos, en la actualidad las investigaciones han hecho que esa presencia vegetal en los cultivos sea integrada y aprovechada como parte del ecosistema del arbusto.
Se les conoce como arvenses nobles a esa capa vegetal que no compite con el arbusto del café y que, por el contrario, puede integrar y dinamizar un ecosistema provechoso para el cultivo.
La clave de la puesta en marcha de usos alternativos de manejo y control de cultivos radica en el enfoque de la práctica agrícola y la capacitación técnica que lleve a los agricultores a identificar las bondades o no de los arvenses o insectos que habiten en el cultivo.
A pesar de eso, Patricia admite que no existe, por ahora, un producto orgánico que pueda desplazar el uso de químicos; sin embargo, cree que el uso de biofertilizantes, acompañado de otras prácticas, completa un circuito de aplicación de conocimientos que resulta sostenible.
Uno de esos casos es, por ejemplo, “tener sombra en el café, con algún árbol de servicio como la guaba, que hace que caigan las hojas muertas y esto sirva como cobertura en el suelo y evite que la hierba crezca”.
La hojarasca que producen algunos árboles de sombra, incluídos los cafetos, crea un manto en el suelo que inhibe la reproducción de hierbas que puedan afectar al cafetal. Esa cobertura noble es un método alternativo y amigable con el medioambiente.
Impacto en el cultivo del control de malezas
Se considera óptimo el método de control de malezas cuando al aplicarlo los cafetos pueden crecer con normalidad y sanos. Para lograr ese nivel óptimo, tanto los asesores técnicos como los agricultores tienen que encontrar el método ideal para cada cultivo.
Los métodos alternativos de control de plagas y malezas en un cafetal requieren de un conocimiento profundo de las condiciones de cada terreno para aplicarlos sin que impliquen un riesgo para los productores. “Tenemos que tener claro que ninguna finca del mundo es igual y tampoco ninguna finca de café es igual”, comenta Mariano Vargas, ingeniero agrónomo y director de operaciones de la Beneficiadora Santa Eduviges.
Esta situación plantea un reto mayor que podría poner en duda la aplicación de esos métodos orgánicos: el factor de rentabilidad económica. Diego reconoce los beneficios de un método responsable con el medioambiente para el control de plagas pero ve que la posibilidad del retorno de inversión y rentabilidad de producción se aleja a medida que se va “madurando la tierra”.
Rentabilidad y calidad en el café del uso de bioherbicidas
El uso de los bioherbicidas plantea dos retos para los caficultores. De un lado, adoptar un sistema de cultivo rentable a más corto plazo y, por el otro, garantizar un perfil de taza competitivo en el mercado.
Mariano está convencido de que una cosa no excluye a la otra pero advierte que es un asunto de paciencia.
En su caso, Diego comenta que, desde su experiencia, la inversión en el uso de productos orgánicos para el control de maleza y plagas es mayor porque se necesita más cantidad del insumo al rendir en menor proporción que el químico y se necesitan tiempos más cortos entre una aplicación y otra.
Un aspecto crucial en todo el análisis de la conveniencia del uso de los bioherbicidas en el sistema del cultivo del café es el perfil de taza. En ocasiones, con estas innovaciones los cafetales no siempre responden en un nivel óptimo; sin embargo, en algunas fincas han notado un mejoramiento del grano en su calidad.
Si bien en los países de la región el uso de métodos alternativos de control de plagas y malezas aún es una práctica local, existen productos que se abren paso en el mercado como fórmula orgánica para competir con los agroquímicos.
Por ejemplo, el Emerion 7700 (Agro Green) es uno de los bioherbicidas más conocidos en el mercado latinoamericano. Registrado apenas en 2020, ya es usado en al menos 250 fincas cafeteras en Colombia.
Esto es solo una muestra del potencial que pueden tener los bioherbicidas bien desarrollados para el mercado del café de especialidad.
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Créditos de las fotos: Mariano Vargas. Patricia Tello.
PDG Español
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