Ciclos de renovación cafetera en Colombia: ¿cómo funcionan y cómo implementarlos?
Una de las principales transformaciones del modelo cafetero contemporáneo ha sido la necesidad de que los pequeños caficultores empiecen a pensar sus fincas como empresas. Al utilizar y desarrollar herramientas pueden administrar de forma eficiente sus recursos en busca de productividad y rendimiento. Lo que se siembra y se produce en su terreno no es otra cosa que un sistema agrícola que debe funcionar bien y tener planeación.
Una de esas herramientas en el cultivo de café es la implementación de sistemas de renovación de cafetales. El cafeto es un cultivo perenne o de larga duración, diferente a otros cultivos de ciclos mucho más cortos, como el maíz o el fríjol. Por esta razón, necesita de renovaciones periódicas para asegurar niveles óptimos de producción. Los árboles de café con edades avanzadas empiezan a tener una curva descendente de productividad que se traduce en costos de producción más elevados.
Para entender cómo funcionan los ciclos de renovación cafetera en un país caficultor como Colombia y descifrar cuál es la importancia de su implementación, hablé con dos agrónomos expertos en café: Héctor Calderón, uno de los líderes técnicos del Programa de Educación al Productor (PECA) de Caravela Coffee, y Ariel Romero, un profesional con amplio recorrido en el servicio de extensión rural del gremio cafetero. Continúa leyendo y conoce sus opiniones.
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¿Por qué la renovación de cafetales?
El café, como planta perenne, es un arbusto con una larga expectativa de vida, aunque en condiciones comerciales se restringe a una edad entre 20 y 25 años, dependiendo de la variedad y de las condiciones del sistema de producción agrícola.
Con el crecimiento del arbusto y el aumento de su edad, la producción de granos empieza a decaer y entra en una curva descendente. En consecuencia, se hace necesaria la implementación de prácticas agronómicas para sostener la productividad de la planta, explica Ariel.
¿Qué ocurre en el cafeto específicamente para que se ralentice su productividad? Héctor señala que “después de algunos años en producción, el entrenudo de la rama, que es el punto en donde se origina la flor y posteriormente el fruto, ya no tiene más embriones viables por el agotamiento y el crecimiento natural del arbusto. Así, la producción se va moviendo a las puntas de la rama y a la yema apical del árbol, el cogollo como le llaman los productores”.
Después de que el cafeto alcanza sus niveles máximos de producción se genera un decrecimiento en este índice, aunque muchos caficultores sostienen que es posible extender la vida productiva de la planta.
“Cuando empieza a decrecer la producción muchos productores extienden la vida productiva de la planta; sin embargo, cuando esto ocurre, algunas prácticas agronómicas como la fertilización empiezan a carecer de importancia. Un cafetal envejecido de nueve o diez años no va a tener la respuesta fisiológica de una planta joven”, dice Ariel.
De ahí, la importancia de la renovación de cafetales y más específicamente de que los caficultores establezcan ciclos de renovación de sus plantaciones. Esto les permite garantizar la productividad de sus lotes de café y desarrollar sistemas de producción más robustos para sus fincas.
Ariel, igual que muchos otros especialistas y expertos, hace énfasis en la necesidad de que los pequeños caficultores vean sus fincas como empresas para tomar decisiones a partir de la información técnica y la planificación.
La decisión de a qué edad se debe hacer la renovación de los cafetales está atravesada por varios factores que deben ser analizados por el caficultor; sin embargo, Héctor y Ariel afirman que es primordial conocer el número de cosechas en las que los arbustos de café de un lote alcanzan el máximo promedio de producción anual.
“La renovación depende de características como la variedad y su calidad pero para facilitar el trabajo de recolección y renovación, en Colombia se realiza generalmente entre el quinto y el sexto año”, comenta Héctor.
Implementación de sistemas de renovación de cafetales
Una vez establecida la edad de los cafetales en la que se realizará el ciclo de renovación, resulta crucial elegir el mejor momento para implementar este sistema en el lote a intervenir. El final del ciclo productivo, es decir al término de la cosecha, es el momento ideal.
Esta elección se hace con base en razones agronómicas y económicas. Por un lado, es el momento en el que las plantas de café están con la menor cantidad de cerezas en formación. Por otro, es el momento en el que el impacto en la productividad de la finca va a ser más restringido.
Existen dos sistemas de renovación de cafetales, por siembra y por zoca o poda: el primero es básicamente la renovación de los lotes de producción sembrando nuevas plántulas de café. El segundo es la implementación de alguno de los sistemas de poda con el objetivo de provocar un rebrote. Para eso, las alternativas son la poda calavera, la de esqueletamiento, la pulmón y la poda común o total.
Héctor y Ariel recomiendan contar para este proceso con el asesoramiento de un especialista agrónomo, ya sea del servicio de extensión rural de la FNC o uno de confianza.
Es importante contar con esta asesoría y tener datos sobre el sistema de producción de la finca porque la elección del tipo de renovación debe ser analizada en función de diversos factores:
- La edad de los cafetos
- La variedad
- La densidad de plantas
- El número de sitios perdidos en cada lote
- El estado fitosanitario de la plantación
Héctor reconoce, además, que la renovación es crucial para el manejo de varios problemas en el cultivo de café. “En muchos casos se encuentran lotes de café con más de diez años, totalmente improductivos y estos terminan siendo un foco de plagas y enfermedades”.
“Uno de los principales problemas del café es la broca, por eso, una de las formas de poder controlarla es renovar los cafetales envejecidos mediante técnicas como el uso de árboles trampa”, señala Ariel.
Hay que tener en cuenta que la renovación de cafetales es necesaria sin importar si el tipo de sistema de cultivo es tecnificado, orgánico o enfocado en el mercado de la especialidad. Los beneficios de establecer ciclos de renovación planificados aplican en ambos casos y permiten asegurar la producción de la finca.
Por otra parte, estas edades de referencia son para cultivos de café al sol. En el caso de sistemas de producción bajo sombra se puede extender un poco más el límite de edad de renovación porque la curva ascendente de producción es más prolongada.
Panorama de la renovación cafetera en Colombia
Dada la importancia de la producción cafetera para Colombia, al representar un poco más del 15 % del PIB agrícola del país, el proceso de renovación de cafetales es un tema crucial.
La FNC cuenta con el Programa de Renovación de Cafetales y su objetivo es incentivar a los caficultores a renovar sus cafetales, ofreciendo créditos y recursos representados en fertilizantes edáficos por cada sitio renovado por siembra o zoca.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades cafeteras del país, este programa tiene algunas condiciones que limitan sus alcances: el acceso a estos recursos está supeditado al uso exclusivo de variedades resistentes a la roya y a la enfermedad de la cereza del café (CBD), como las variedades Castillo y Tabi.
De esta forma, dejan por fuera a aquellos productores que cultivan variedades diferentes e incluso variedades especiales. Además, con la utilización de fertilizantes sintéticos como único incentivo, es un programa que cierra las puertas a los productores de café orgánico.
Otro de los retos de la renovación de cafetales en Colombia es lidiar con algunas malas prácticas de cultivo arraigadas en la cultura y en la tradición cafetera, como la idea de que no vale la pena renovar un cafetal porque sigue produciendo granos.
De acuerdo a las estimaciones, para mantener la producción cafetera colombiana por encima de los doce millones de sacos anuales, es necesario alcanzar un 10 % de renovación de cafetales anual.
Héctor y Ariel reconocen que aunque esa meta se alcanza en el promedio nacional, muchas veces se evidencia que la renovación no se desarrolla de manera uniforme en todas las regiones cafeteras del país.
Un reto del presente y el futuro de la caficultura colombiana
Es claro en el panorama caficultor colombiano la importancia de la renovación. “Los productores son muy conscientes de que necesitan renovar, pero no de cuándo y cómo puede ser el momento ideal. Lastimosamente, las modas en la caficultura ganan terreno y fenómenos del cambio climático pueden complicar las cosas”, opina Héctor.
Ariel resalta que la renovación ayuda a tener un proceso sostenible y rentable, además de ser una herramienta contra problemas fitosanitarios como la broca y la roya. Incluso, permite cumplir directrices contra la deforestación en la industria cafetera, como la ley aprobada por el Parlamento Europeo que prohíbe que productos que contribuyan a la deforestación o a la degradación de bosques sean importados a la Unión Europea.
Héctor y Ariel concuerdan en la importancia del establecimiento de ciclos de renovación y resaltan sus beneficios: en rendimiento, se producen más kilos de cereza por planta, lo que se traduce en más kilos por hectárea. Frente a calidad, al ser renovadas, las plantas tienen un mejor comportamiento, los granos se desarrollan mejor en cuanto a tamaño y densidad, y el cafeto sufre menos las variaciones climáticas.
Si se desmienten las falsas creencias asociadas a los ciclos de renovación y se replantean los incentivos, y su cobertura, ofrecidos a los caficultores, los beneficios para la producción de café en Colombia serán notorios.
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Créditos de las fotos: Pedro González.
PDG Español
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