8 de agosto de 2022

¿Cómo afrontar la variabilidad climática en las fincas cafeteras?

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Todas las regiones del mundo están sujetas a la influencia de la variabilidad climática y del cambio climático, desde la escala local hasta la global. En consecuencia, los viejos procedimientos y las proyecciones meteorológicas tradicionales ya no tienen la precisión de antes, por ejemplo, en las fincas cafeteras de Latinoamérica.

¿Qué hacer ante estos problemas climáticos que amenazan la producción de cualquier caficultor? ¿Hay alguna manera de prepararse para afrontar la nueva realidad medioambiental? 

Para conocer cómo afrontar la variabilidad climática en las fincas cafeteras, hablé con Ana Durán, doctora de la Universidad de Costa Rica, y con Mariano Vargas, gerente general de una de las fincas más grandes de Costa Rica. Sigue leyendo para descubrir lo que me dijeron.

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Evaluación de condiciones en finca cafetera

El cambio climático y la variabilidad climática

Para empezar, es fundamental que el caficultor entienda la diferencia entre cambio climático y variabilidad climática. Ana Durán lo explica así: “uno puede pensar que la variabilidad climática es como cuando tenemos un poco de fiebre: nos sentimos mal; el cambio climático es cuando esa fiebre persiste y ya vamos al hospital”.

El cambio climático tiene relación con fenómenos de escala planetaria, como el aumento en la temperatura global y la elevación del nivel del mar. Por su parte, la variabilidad climática es la manifestación de variaciones en las condiciones de un año a otro, también puede manifestarse en escalas decadales e incluso mayores. Son variaciones cuasi-periódicas.

Mariano Vargas pone un ejemplo: “en Colombia, hace unos años, cuando la broca comenzó a incidir, tal era el problema que el gobierno y la FNC decidieron no sembrar más café. Eso es el cambio climático: zonas de café que se volvieron subóptimas”.

¿Cómo afecta la variabilidad climática a las fincas cafeteras?

Las fincas cafeteras dependen de la previsibilidad del clima para producir café. Por eso, asuntos como el cambio climático o su variabilidad pueden tener una incidencia grave en las cosechas, alterando el ciclo de producción de la planta, inundando el cafetal o cualquier otra calamidad posible. 

Tanto el cambio como la variabilidad climática no son problemas que dejen, necesariamente, indefensos a los productores, por el contrario, son una oportunidad para reinventarse y ser resilientes. 

Mariano, gerente general de Finca La Hilda en Costa Rica, cuenta cómo vive esta realidad en campo y cómo ha respondido: “por ejemplo, los veranos no son tan secos como antes, tenemos lluvias que los interrumpen e inviernos con semanas donde se interrumpe la época de lluvias. Eso hace que las plantas respondan diferente, fisiológicamente tienen cambios que el finquero debe tener la pericia para conocer y afrontar”. 

Según su experiencia, él dice: “los agricultores debemos estar muy pendientes, tomar una buena fuente de la que tengamos información en tiempo real y pronósticos para tomar decisiones en finca. Eso es lo que llamamos Agricultura de respuesta”, la forma de adaptarse a los cambios externos, principalmente asociados al tiempo y al clima.

Cafetales en América Latina

Agricultura de respuesta: cómo afrontar la variabilidad climática

En general, la agricultura se orienta mediante procedimientos bien establecidos y que han funcionado a lo largo de décadas. Así, se suelen determinar, por ejemplo, las fechas de siembra, la densidad del cafetal, el porcentaje de nitrógeno necesario para las plantas, los requerimientos hídricos, entre otros. 

La Agricultura de respuesta se basa, entonces, en la modificación de estas prácticas previas, algunas incluso inalteradas por generaciones. Hoy, debido a la variabilidad climática, los calendarios y las agendas tradicionales que indicaban cuándo realizar las actividades agrícolas han perdido estabilidad, su verdad se vuelve relativa. 

Estas “recetas”, como las define Mariano, funcionaban porque el clima era muy estable y, por lo tanto, fácil de predecir. “Lo que pasa es que cuando comienzan a haber distorsiones en el clima, las recetas no funcionan de la misma manera y es cuando comenzamos a tener problemas en finca. Ahí es donde tenemos que tener la pericia suficiente para hacer esos cambios en los procedimientos, para lograr que la caficultura sea sostenible y rentable”.

Esta resiliencia de la que habla se puede traducir en alguna modificación en las actividades de la finca como respuesta a manifestaciones puntuales de la variabilidad climática. Se trata de decidir el curso de las acciones en la finca en armonía y sinergia con la variabilidad. 

“En años Niña, como estamos ahorita, y en la zona del valle central de Costa Rica, se intensificó mucho el inicio de lluvias. Eso, por ejemplo, tiene una implicación directa en el lavado de bases, estamos hablando de calcio, magnesio y potasio. Si hay una aplicación en estos primeros tres o cuatro meses de lluvia, con esa información ya es suficiente para tomar decisiones de qué tipo de fuentes tengo que seleccionar para el fertilizante”.

Fenómenos climáticos que afectan la producción

En la zona Pacífico de Costa rica, por ejemplo, los fenómenos de variabilidad climática más determinantes para el ciclo de producción de la planta de café son: el Niño, caracterizado por un aumento en la temperatura y por la escasez de agua, y la Niña, con una baja en la temperatura y un aumento en la precipitación anual.

Según cuenta Ana, estos fenómenos tienen una variación predecible: “el Niño ocurre con una banda de variabilidad de dos a siete años, entonces sabes que conforme pase el tiempo vas a tener fases Niño y Niña con una frecuencia determinada, algunas veces van a ocurrir más seguido, a veces no, la variabilidad en sí tiene una variación intrínseca también”.

Por eso, justamente, es de vital importancia estar al tanto del fenómeno que se presente y de cómo impacta, ya sea de forma positiva o negativa, en las fincas cafeteras. Según la región, además, los efectos son diferentes. 

“En Costa Rica, que somos tan pequeñitos, ya tenemos cuatro o cinco diferentes efectos de acuerdo al año en el que estamos y se manifiestan de acuerdo a la intensidad, si hay condiciones Niño, Niña o fase neutra. Todo eso es súper importante conocerlo para estar pendientes y medir los indicadores adecuados que ayudarán a tomar decisiones en campo”, afirma Mariano. 

Capacitación de productores de café

¿El cultivo bajo sombra amortigua los impactos de la variabilidad climática?

En general, la sombra le brinda al cafetal una mayor capacidad para acoplarse al clima y a sus variaciones ya que un estrato de ramas y hojas por encima generan condiciones ideales para mantenerlo sano. 

Mariano explica el funcionamiento de este sistema: “imaginémonos que un cafetal con sombra es como si estuviera en una burbuja. Si vienen radiaciones altas, si viene un verano muy intenso, si vienen lluvias muy intensas, si vienen inundaciones, el sistema agroproductivo del café con sombra hace que todos esos efectos sean menores. Con la implementación de sombra hacemos que nuestras fincas se comiencen a adaptar a los diferentes cambios, no sufren tanto como las que están a pleno sol”.

En consecuencia, un manejo adecuado de las áreas boscosas puede utilizarse para amortiguar los impactos de la variación climática. En el caso de un huracán, por ejemplo, sin haber un bosque, destruye todo a su paso. Cuando hay árboles también es destructivo pero la estructura del bosque amortigua el impacto sobre el ecosistema. 

“La sombra ayuda a mitigar el efecto del aumento de la temperatura, mejora la calidad del suelo y contribuye a reducir el impacto de las lluvias intensas asociado con el aumento de erosión. La falta de agua es un poco más manejable con riego. El exceso de precipitación, por su parte, es difícil de controlar, no podemos usar una sombrilla gigante para cubrir el cultivo pero ese efecto lo hacen los árboles que interceptan parte de la lluvia y la redistribuyen en el sistema”, afirma Ana.  

El manejo agroforestal, que se deriva del estudio científico, pretende dar bases sólidas para amortiguar los impactos de la variabilidad y del cambio climático, es decir, diseñar agroecosistemas resilientes.

Precisamente, hay un proyecto que une a la Universidad de Costa Rica y a Finca La Hilda para explorar las diferencias entre el cultivo a pleno sol versus el cultivo bajo sombra. La investigación transdisciplinaria Flujos de carbono y eficiencia en el uso del agua en agroecosistemas cafetaleros innovadores se ha estado desarrollando en Finca La Hilda desde el 2020 y cuenta con la participación de Ana, experta en física atmosférica, Marco Gutiérrez, experto en fisiología vegetal, y Cristina Chinchilla, experta en suelos y gases de efecto invernadero.

Una de sus metas es entender las relaciones hídricas y la captura de carbono en un cultivo de café, cómo impactan la variabilidad y el cambio climático en este cultivo, cómo se conecta con la fisiología de la planta y sus relaciones con la composición y estructura del suelo.

Finca cafetera

Los procedimientos tradicionales, poco a poco, han dejado de ser una vía de acción adecuada en las fincas. En especial, para aquellas con planes de producción cafetera de calidad. Estas “recetas” aplicadas en campo deben adaptarse de forma dinámica para dar respuesta a las variaciones producidas, en especial en años de Niño o Niña.

En proyectos como el de la Universidad de Costa Rica y Finca La Hilda se evidencia que el cultivo de café bajo sombra dota al cafetal de una estructura boscosa que amortigua los impactos de la variabilidad climática; sin embargo, hay un cuestionamiento claro: ¿qué tanto amortigua? La respuesta aún está por llegar, es necesario recopilar datos durante un buen periodo de tiempo para poder establecerlo. 

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Crédito de las fotos: Mariano Vargas, Federico Montero, Ana María Durán, Mayela Monge.

PDG Español

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