El ascenso de los tostadores de café en el Caribe
El Caribe tiene una larga historia de producción de café con algunas de las primeras fincas cafetaleras del mundo establecidas en Jamaica y Haití a principios del siglo XVIII. De hecho, se cree que las primeras plantas de Typica cultivadas en América Latina se plantaron en la isla caribeña de Martinica.
En la actualidad, la región incluye 13 estados soberanos y otras 18 “naciones dependientes”, varios de ellos productores de café.
Aunque la mayor parte del café caribeño se exporta al extranjero, cada vez hay más tostadores locales que atienden el mercado nacional. Por desgracia, muchos de ellos se enfrentan a importantes retos.
Para saber más, hablé con tostadores de Puerto Rico, Barbados y Roatán. Sigue leyendo para conocer las dificultades a las que se enfrentan los tostadores caribeños en la industria del café.
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Entender las diferencias culturales en el Caribe
Aunque el número de tostadores de café caribeño está ciertamente creciendo, es importante fijarse primero en la diversidad de la zona.
El Caribe agrupa a más de 700 islas, con diferencias notables a nivel climático y geopolítico.
Gran parte de la historia de la región está relacionada con el colonialismo y la esclavitud. Los primeros países del Caribe en ser colonizados cayeron bajo el dominio de españoles y portugueses en el siglo XV, seguidos por holandeses, británicos y franceses en los siglos XVII y XVIII.
Con el dominio colonial llegó la influencia, aunque a menudo forzada, de la cultura europea sobre los nativos caribeños. Aunque, afortunadamente, el dominio colonial ha llegado a su fin en la región, una buena parte de la influencia de Europa perdura hasta hoy.
Tostadores de café en el Caribe
Dominic Wyndham-Gittens es copropietario y Director de Café de Wyndhams Coffee en Barbados, una de las primeras islas del Caribe en ser colonizadas por los británicos en 1625. Muchos británicos judíos se establecieron ahí después de que los holandeses iniciaran la dominación colonial de la isla en 1667.
Durante esta época, muchos colonos cultivaban azúcar y café. En la actualidad, no hay producción de café en la isla pero sí una industria de tostado de café en constante crecimiento.
A pesar de contar con una larga historia produciendo café, la industria del tostado en el Caribe es relativamente reciente por varias razones. Una de ellas es el elevado costo de importar café a la región.
“El Caribe es un gran reto para cualquier tostador comercial”, dice Dominic. “A pesar de eso, nos apasiona el café y creemos que vale la pena”.
Él dice que paga un 45 % de impuestos de importación cuando exporta café a otras islas del Caribe, más un 17,5 % de impuesto sobre el valor añadido (IVA); sin embargo, añade que las exportaciones de café a Estados Unidos, Reino Unido y Canadá están libres de impuestos.
Los elevados impuestos a la importación en el Caribe fueron instaurados por Caricom, una organización de comercio caribeña, como medio para proteger la integridad de los productos de la región, incluido el café Blue Mountain de Jamaica.
Dominic afirma que los elevados impuestos dificultan que las pequeñas empresas compitan con las más grandes.
Retos de la cadena de suministro
Aunque cada vez hay más tostadores en la región, muchos de ellos se enfrentan a múltiples retos. Para los tostadores más pequeños, que se centran en el café de alta calidad, abastecerse de café verde puede ser increíblemente difícil porque la ley les prohíbe importar café.
En cambio, los gobiernos estatales, como el caso de Puerto Rico, importan café parcialmente tostado y de calidad comercial de países como México y República Dominicana.
Desgraciadamente, este café suele venderse a empresas más grandes que lo ponen a disposición de los supermercados, a veces etiquetado engañosamente como café puertorriqueño.
Eduardo Trabada y Gabriel Beauchamp son los fundadores de Baraka Coffee en San Juan, Puerto Rico. Ellos cuentan que, dado que la isla es territorio de Estados Unidos no incorporado, los tostadores de café puertorriqueños se enfrentan a dificultades relacionadas con la Ley Jones.
La legislación estipula que todas las mercancías que se envíen a la isla, incluido el café, deben transportarse en barcos con bandera estadounidense, lo que no solo genera más problemas logísticos sino que aumenta los costos.
“Es ineficaz y requiere mucho tiempo”, dice Eduardo. “Esto, junto a los elevados impuestos y tasas, hace que la importación y exportación de mercancías hacia y desde la isla sean muy costosas”.
Para evitar algunos de estos problemas, Baraka Coffee vende café 100 % puertorriqueño, que se tuesta por encargo en pequeños lotes y se vende directamente a los consumidores; sin embargo, el abastecimiento de café de origen único en Puerto Rico también conlleva sus propios desafíos. En 2017, el huracán María causó una gran devastación en la isla y destruyó muchos cafetos.
“Abastecernos de café puertorriqueño de alta calidad de forma constante no ha sido sencillo desde que empezamos a tostar allá por 2014”, explica Gabriel. “Es caro y solo está disponible en cantidades limitadas”.
Además, cuenta que para seguir siendo competitivos, los tostadores puertorriqueños no tienen más remedio que absorber unos costos superiores. Al fin y al cabo, a pesar de operar técnicamente en Estados Unidos, estas empresas ganan desgraciadamente mucho menos que sus homólogas continentales.
Para evitar algunos de estos problemas, varias empresas cafeteras optan por importar café tostado. Esto requiere permisos especiales, así como un impuesto añadido de US $2,50 por cada libra comprada, lo que significa que los tostadores puertorriqueños no siempre obtienen beneficios por la compra de café tostado.
Otras partes del Caribe sufren problemas similares. Roatán es una isla caribeña situada frente a la costa de Honduras. Como la isla está gobernada por las autoridades hondureñas, las leyes y reglamentos sobre la importación de café pueden diferir de las de otras islas, como Barbados o Puerto Rico; no obstante, los tostadores siguen enfrentando los mismos retos.
José García Quijada es copropietario de Roa Reserve, una empresa en Roatán que tuesta, elabora, embotella y vende café infusionado en frío o cold brew. Él cuenta que aunque el proceso de fabricación se lleva a cabo en la isla, por cuestiones logísticas el tostador se encuentra en San Pedro Sula, en territorio continental de Honduras.
“Si nuestro tostador estuviera en Roatán, sería difícil enviar el café a los clientes de Honduras continental”, explica. “Esto se debe en gran medida al incremento de los costos logísticos que, en última instancia, afectarían negativamente el crecimiento de la empresa”.
“También, hay riesgos asociados al transporte, como las condiciones meteorológicas y el tiempo que tarda en llegar el café”, añade.
José dice que hay algunos tostadores en la isla pero que no es fácil producir a mayor escala para llegar a otros mercados y hacer crecer su marca, en gran parte, debido a los desafíos logísticos.
“Es importante tener productos que representen a la isla”, añade. “Existen oportunidades en Roatán pero hay pocos mercados específicos para productos como la infusión fría de café, así que estamos tratando de llenar ese vacío”.
¿Cómo influye el turismo en la cultura cafetera del Caribe?
El Caribe es un destino turístico popular desde hace muchos años. Numerosas islas dependen del turismo como fuente esencial de ingresos, por lo que no es de extrañar que influya también en la industria cafetera de la región.
“El turismo en Puerto Rico ha contribuido a moldear la forma en que consideramos el café”, explica Gabriel. “Ahora hay menús más diversos, sobre todo en las áreas metropolitanas, que ofrecen desde bebidas tradicionales tipo espresso o café infusionado en frío, hasta café helado, leches vegetales y más”.
Dado que el clima cálido de la región es más adecuado para las bebidas frías, la infusión fría y los cócteles de café, muchos tostadores caribeños se están adaptando a las nuevas tendencias. Las opciones listas para beber (RTD por sus siglas en inglés) también se están haciendo populares. Roa Reserve sirve actualmente seis variedades de infusión fría, además de utilizar su concentrado de café infusionado en frío en cócteles.
Del mismo modo, Baraka Coffee Roasters ha colaborado con Ocean Lab Brewing Co. para producir una cerveza negra con café puertorriqueño procedente del pueblo de Adjuntas.
Mirando al futuro
A pesar de los numerosos desafíos que enfrentan, los tostadores del Caribe siguen apostando por el futuro de la industria cafetera de la región.
En Roatán, una asociación junto a la plataforma hondureña de desarrollo económico Próspera se dispone a poner en marcha el primer centro económico sostenible de la isla. El proyecto pretende ofrecer a las pequeñas empresas de la isla el apoyo y la infraestructura necesaria para hacer crecer sus marcas, incluida la industria del tostado.
En Puerto Rico, mientras tanto, Baraka Coffee Roasters lanzó Re:Colecta, una iniciativa para asociarse con artistas locales y crear obras de arte inspiradas en el café. Todos los beneficios se donan a los recolectores.
Eduardo y Gabriel afirman que el proyecto está ayudando a los productores locales a contratar más mano de obra porque las donaciones suponen un mayor incentivo para trabajar en las fincas cafetaleras, lo que puede contribuir a asegurar el futuro de la producción de café en Puerto Rico.
Puede resultar difícil definir a nivel general la marcha del mercado tostador de café en el Caribe y es obvio que la región plantea una serie de retos logísticos y estructurales para quienes pretenden operar ahí; sin embargo, está claro que la visión única de cada isla sobre la cultura del café está ayudando a algunas marcas a innovar y desarrollarse.
Con el tiempo, la inversión y quizás la reforma de cierta legislación en los próximos años podría haber más café procedente de tostadores caribeños en el mercado mundial.
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Créditos de las fotos: Baraka Coffee Company, Roa Reserve, Wyndhams Coffee.
Traducido por Almudena Torrecilla Aznar. Traducción editada por Alejandra Soto.
PDG Español
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