Los retos de la educación en café en países productores
En las últimas décadas, se ha visto un aumento significativo frente a investigaciones, innovaciones y profesionalización en café, relevante para todos los actores del sector, incluídos los consumidores.
Transmitir exitosamente todos estos conocimientos que se han ido generando es una tarea a la que debe enfrentarse la industria. Cada vez se requieren más instituciones especializadas en los diversos eslabones de la cadena productiva para responder a la creciente demanda de personal cualificado. Tradicionalmente, la mejor educación en café ha estado, curiosamente, en los países no productores pero, con mucho esfuerzo, el panorama ha empezado a cambiar. A pesar de eso, queda mucho camino por recorrer.
Para conocer más sobre los retos de la educación en países productores, hablé con Sandra Palacio, instructora de barismo para el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) en Colombia, y con David Monsalve, ingeniero agrónomo y asesor sobre cultivos de café. Sigue leyendo para descubrir lo que me dijeron.
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El constante desarrollo de la industria cafetera
A lo largo de los años, numerosos oficios y funciones alrededor del café se han ido profesionalizando. Muchos de ellos se han preservado desde sus orígenes pero, también, ha salido a la luz una importante suma de nuevas labores.
Sin duda, para los participantes de la cadena de valor, es importante tener conocimientos básicos de todas las etapas. Al mismo tiempo, la rigurosidad es cada vez más relevante para desempeñar las funciones específicas a las que cada quien se dedica. De esta forma, se cuida el trabajo previo que han realizado otros profesionales y se asegura la preservación de la calidad para las siguientes etapas.
Los profesionales de hoy deben encaminarse en el fortalecimiento de sus habilidades y capacidades, deben tener la disposición para adquirir nuevos conocimientos y para trabajar en el desarrollo de su oficio.
Por esta razón, Sandra resalta el valor de los procesos educativos y el impacto que van a tener a largo plazo. Gracias a ellos, “día a día vemos cómo mejora la caficultura en el mundo, cómo cada vez el mercado es más exigente frente a los nuevos retos y cómo poco a poco se va generando una cultura cafetera que permite que el producto final que todos consumimos sea de mejor calidad”.
Fuentes de información e investigación en los países productores
Las instituciones estatales, o las certificadas y reguladas oficialmente, dedicadas a la investigación y formación en temas de café, tanto en los países productores como en los países importadores, son pocas comparadas con lo grande que es la industria. Los enfoques dados a la investigación en cada país varían según el papel que juegan en la cadena.
En los países productores, la investigación tiene un mayor enfoque hacia las áreas relacionadas con el cultivo y los procesos realizados en las fincas para la obtención del grano verde. Algunos países cuentan con centros de investigación en café, como el caso de Cenicafé en Colombia o Icafé en Costa Rica; sin embargo, muchos experimentos con resultados positivos son realizados por pequeños caficultores, sobre todo, cuando el tema es café de especialidad, variedades exóticas e innovaciones en la fermentación.
Al respecto, David dice: “mucha de la información que recibí, considero que es hermética a nivel regional, sobre todo, respecto al enfoque de altos rendimientos que se tiene al considerar ciertas variedades específicas, la alta densificación, los cultivos a libre exposición y otros aspectos que han dado poco espacio para ir un poco más allá en aspectos de valor agregado, sostenibilidad, diferenciación y de aspectos de calidad”.
Es importante reconocer, también, la migración de personas pertenecientes a áreas del conocimiento más amplias y desarrolladas, como el caso de Sandra y David quienes, además de su formación inicial, acceden a procesos de formación continua sobre café. Gracias a eso, posteriormente, pueden brindar perspectivas que enriquecen los diferentes procesos investigativos y formativos en la industria.
“Vengo desde lo académico en lo que concierne al desarrollo y producción del cultivo, principalmente enfocado en las formas en las que se produce café en Colombia desde lo institucional; sin embargo, últimamente me he dado a la tarea de aprender más sobre lo que no se presenta tradicionalmente en nuestro país en términos de variedades, fermentaciones y diferenciación de mercados”, comenta David.
Transmisión y adquisición de conocimientos sobre café
La articulación de los centros de investigación con las instituciones formativas es primordial para el desarrollo de programas educativos y de la industria en general. Esta articulación suele ser débil en los países productores, en su mayoría, por el reciente aumento de los conocimientos en café y por la escasez de entidades formadoras debidamente reguladas y especializadas en el sector.
En algunos casos esto genera procesos educativos de baja calidad o una divulgación de conocimientos de baja accesibilidad para las personas vinculadas con la cadena de valor del café. Según Sandra, el desafío más importante al que se enfrenta la caficultura es, a través de la educación, mejorar las condiciones y la calidad del producto.
“Uno de los principales retos desde la educación es hacernos conscientes de que estamos en una industria de producción de alimentos y que lo tenemos que hacer de una forma sostenible, con hechos reales y no con paliativos o fachadas”, complementa David.
En la actualidad, existen tanto caficultores que ofrecen cursos cortos relacionados con las primeras etapas de la cadena de producción, como tiendas de café y tostadoras que ofrecen capacitaciones para brindar conocimientos en sus respectivas áreas. Estos resultan, desde un punto de vista práctico, provechosos para quienes los visitan y satisfacen en parte la demanda de programas de educación continua.
De todas formas, en su mayoría, los procesos educativos no se enmarcan en dinámicas formativas debidamente estructuradas y validadas por organismos estatales que certifiquen determinadas cualificaciones y que, a su vez, puedan ser reconocidas por el sector empresarial en los diferentes países.
El proceso de consolidación de la educación formal
Por otro lado, aunque no son tan numerosas, existen instituciones reguladas que brindan certificados reconocidos oficialmente, por ejemplo, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) en Colombia, con programas de formación técnica profesional en barismo que cumplen con los fundamentos de la educación superior en Colombia y las regulaciones de otros países.
Adicionalmente, Sandra resalta un punto importante: “El SENA es una institución donde se imparte formación completamente gratuita enfocada a competencias laborales y donde cada región favorece una serie de conocimientos desde el punto de vista de lo que la comunidad o el gremio necesitan”. Por eso, su aporte es tan grande en el país y promueve la educación de calidad desde el origen.
“Hoy, existe tanta diversidad en las formas de aprender que los medios están dados para adquirir continuamente información pero, en muchos casos, la certificación de estos conocimientos no está dada de una manera formal o no es validado en todos los lugares. Es decir, existen los medios adecuados pero también existe informalidad dentro del conocimiento”, afirma David.
La Asociación de Cafés Especiales (SCA) ha establecido estándares apropiados para la formación en distintas áreas bajo el Coffee Skills Program; no obstante, sus programas resultan inasequibles para un gran número de personas, especialmente en los países productores, y no gozan de mayor reconocimiento fuera de la industria del café; por ejemplo, ante las instancias que regulan los procesos formativos en los diferentes países y que habilitarían a las personas para acceder al mercado laboral.
Importancia del fortalecimiento educativo
Los requerimientos profesionales cambian en la medida en que la industria y las dinámicas del mercado lo hacen. Esto afecta no solo a la industria del café y a los países productores, también afecta a otros sectores de la economía y a los demás países, aumentando así la necesidad de personal cualificado con habilidades y conocimientos prácticos.
Las estructuras educativas tradicionales no soportan la creciente demanda de profesionales y no se adaptan fácilmente a las nuevas dinámicas; sin embargo, la alternativa para mitigar esta problemática, la educación para el trabajo, está cada vez más implementada y entidades como la UNESCO – UNEVOC dan orientaciones que permiten implementar estos procesos.
Igualmente, existen criterios comunes a nivel internacional, como los marcos de cualificaciones, que permitirían generar lenguajes comunes frente a los procesos formativos.
Este modelo se sirve con mayor facilidad de las nuevas tecnologías y se enfoca efectivamente para cumplir con algunos de los objetivos de desarrollo sostenibles establecidos por la UNESCO. Fortalecer estas instituciones y articularlas con los desarrollos investigativos y las estructuras existentes en la industria del café puede generar mayor equidad en una cadena de producción que cada vez debe apuntar al desarrollo sostenible del planeta.
Trabajar para que los conocimientos de café sean adquiridos bajo estos marcos normativos es el reto al que debe enfrentarse la industria para asegurar educación de calidad e inclusiva en los países productores e importadores.
La formación formal permite, además, el acceso a diferentes beneficios ofrecidos por algunas naciones para mitigar el desempleo y facilita, entre otras cosas, el acceso a documentos como visados laborales para otros países.
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Crédito de las fotos: Daniel Jaramillo.
PDG Español
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